martes, 24 de abril de 2012

CATEQUESIS DE LA ORACIÓN DEL SÍNODO


Padre Santo y Compasivo,
Tú has querido salvarnos no aisladamente,
sino constituyendo un pueblo
que te reconociera en verdad
y te sirviera santamente.
Jesús, tu enviado, nos ha dicho: “busquen primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás lo recibirán por añadidura”.

Nosotros, tu pueblo que peregrina en Atlántida e Islas de la Bahía:

Queremos contemplar con mirada de fe la celebración del Sínodo,
al iniciar nuestra travesía como diócesis de La Ceiba.
Nos urge la pasión por el reino de Dios,
con fidelidad y audacia, con valentía y sencillez, con humildad y verdad.

Anhelamos ardientemente
que nuestro pueblo tenga vida plena en Cristo.
Por eso renovamos nuestro compromiso
de trabajar por la Paz y la Justicia,
 forjando arados de las espadas,
respetando la dignidad de todo ser humano;
acompañando a nuestros hermanos más pobres,
excluidos y vulnerables.

Concédenos que el Sínodo Diocesano
sea una gozosa experiencia de comunión
y un ejercicio responsable de participación.
Que tu Espíritu Santo
nos encienda en el fuego de Pentecostés
para que nuestra diócesis de La Ceiba
viva en estado permanente de misión.

María, estrella de la evangelización, peregrina de la fe,
acompaña nuestra búsqueda y anuncio del reino de Dios y su Justicia. Amén.

Catequesis de la Oración

Padre Santo y Compasivo, Tú has querido salvarnos no aisladamente,
sino constituyendo un pueblo que te reconociera en verdad
y te sirviera santamente.

La nueva diócesis de La Ceiba, es una comunidad de comunidades. Comunidad de personas llamadas y elegidas especialmente por Dios que constituimos un pueblo con una vocación común a la Santidad.

Jesús, tu enviado, nos ha dicho: “busquen primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás lo recibirán por añadidura”.

El gran regalo que nos hace Jesús de parte del Padre es el reino. El reinado de Dios y su justicia. Este es el centro de su vida, de todo su anuncio. Aquí está la Buena Nueva concentrada. Por ello Él entrega su vida. Dios sueña un mundo lleno de amor y de paz, Dios sueña un mundo de hermanos que todo lo comparten. En su reino no puede haber excluidos, empobrecidos, abandonados, explotados, amenazados. Por ello proclamamos que hemos de seguir buscando primero el reino de Dios y su justicia por encima de todo.

Dimensión Pascual

La Parroquia es unos de los lugares de encuentro con Cristo resucitado. Y en su seno existen todos aquellos "lugares de este encuentro" que señala el Documento de Aparecida: La Palabra, la oración, los sacramentos, la opción por los pobres, la lucha a favor de los derechos humanos, la religiosidad popular. (DA, 246-257) Formando a los discípulos en una espiritualidad de la acción misionera. (DA, 284)

Nosotros, tu pueblo que peregrina en Atlántida e Islas de la Bahía:
Queremos contemplar con mirada de fe la celebración del Sínodo,
al iniciar nuestra travesía como diócesis de La Ceiba.
Nos urge la pasión por el reino de Dios,
con fidelidad y audacia, con valentía y sencillez,
con humildad y verdad.

Iniciamos un nuevo camino en la diócesis de La Ceiba guiados por el amor de Dios. Deseamos ser una Iglesia de discípulos y misioneros identificados con Jesucristo y su evangelio. Necesitamos  renovado  ardor para enfrentar  los desafíos de una nueva evangelización. Nos mueve la pasión por el reino de Dios. Nos golpea la sangre derramada de nuestro pueblo. Nos comprometemos con sencillez y audacia a ser signos de esperanza y reconciliación.
Dimensión Misionera
El Documento de Aparecida exhorta a “entrar decididamente en los procesos constantes de renovación misionera y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión de la fe”. (DA, 365)
Con la exigencia constante de la conversión personal y pastoral, que se manifiesta en el paso de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera. (DA, 370)
Parte de este proceso de misión es la inculturación de la fe que se enriquece con nuevas expresiones y valores. (DA, 479)

Anhelamos ardientemente
que nuestro pueblo tenga vida plena en Cristo.
Por eso renovamos nuestro compromiso de trabajar por la Paz y la Justicia,
 forjando arados de las espadas,
respetando la dignidad de todo ser humano;
acompañando a nuestros hermanos más pobres,
excluidos y vulnerables.

El tesoro  que como Iglesia podemos ofrecer a nuestro pueblo es la vida que Jesús ha soñado para toda la humanidad. En su corazón sólo hay amor. Y ese amor será la base para construir una sociedad plena de Paz y Justicia. Somos llamados a ser personas de paz, a forjar oportunidades y espacios de paz, a mirar a todos nuestros hermanos como imagen de Dios llenos de dignidad. Así seremos compañeros de camino de los más necesitados forjando nuevas esperanzas.

Dimensión Comunitaria
La Parroquia debe ser "centro de coordinación y animación de comunidades, grupos y movimientos", Puebla # 644. La Parroquia debe ser “red de comunidades y grupos” D.A. # 172

Concédenos que el Sínodo Diocesano sea una gozosa experiencia de comunión y un ejercicio responsable de participación.
Que tu Espíritu Santo nos encienda en el fuego de Pentecostés
para que nuestra diócesis de La Ceiba
viva en estado permanente de misión.

Nos reconocemos como una Iglesia misionera e impulsada por el Espíritu Santo. Reconocemos  el gran trabajo y compromiso que muchos laicos y laicas desarrollan día a día con responsabilidad y amor,  en sus hogares y comunidades.
La experiencia del I Sínodo Diocesano quiere reconocer, y profundizar, este esfuerzo y esta corresponsabilidad para que nuestra Iglesia diocesana pueda llegar a ser una casa y escuela de comunión.

Dimensión Samaritana

“Si Jesús vino para que todos tengamos vida en plenitud, la parroquia tiene la hermosa ocasión de responder a las grandes necesidades de nuestros pueblos. Para ello, tiene que seguir el camino de Jesús y llegar a ser buena samaritana como Él. Cada parroquia debe llegar a concretar en signos solidarios su compromiso social en los diversos medios en que ella se mueve, con toda la imaginación de la caridad" (DA, 176).
Promoviendo la búsqueda constante de una verdadera justicia social. (DA, 385) Además proclamando la verdad sobre el ser humano y la dignidad de toda persona humana. (DA, 390).

María, estrella de la evangelización, peregrina de la fe,
acompaña nuestra búsqueda y anuncio del reino de Dios y su Justicia. Amén.

Este camino que emprendemos no lo hacemos solos, contamos con la presencia cercana de María Santísima, quien bajo la advocación de Nuestra Señora de Suyapa, nos acompaña al encuentro con su Hijo y nos dice “hagan lo  que él les diga”. Y Jesús, su Hijo, nos urge a la búsqueda del reino de Dios y su justicia. La sociedad nueva que Dios quiere para todos sus hijos.
Ella es y será nuestra compañera de camino. Ella es peregrina de la fe con actitud de acogida constante a lo nuevo que Dios le tenía reservado.
Con ella en nuestra mente y nuestro corazón, el Sínodo Diocesano tendrá una buena realización. Así sea.

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