Padre Santo y
Compasivo,
Tú has querido salvarnos no aisladamente,
sino constituyendo un pueblo
que te reconociera en verdad
y te sirviera santamente.
Jesús, tu enviado, nos ha dicho: “busquen primero el reino de Dios y su justicia, y lo demás lo recibirán por añadidura”.
Nosotros, tu pueblo que peregrina en Atlántida e Islas
de la Bahía:
Queremos contemplar con mirada de fe la celebración
del Sínodo,
al iniciar nuestra travesía como diócesis de La Ceiba.
Nos urge la pasión por el reino de Dios,
con fidelidad y audacia, con valentía y sencillez, con
humildad y verdad.
Anhelamos ardientemente
que nuestro pueblo tenga vida plena en Cristo.
Por eso renovamos nuestro compromiso
de trabajar por la Paz y la Justicia,
forjando arados de
las espadas,
respetando la dignidad de todo ser humano;
acompañando a nuestros hermanos más pobres,
excluidos y vulnerables.
Concédenos que el Sínodo Diocesano
sea una gozosa experiencia de comunión
y un ejercicio responsable de participación.
Que tu Espíritu Santo
nos encienda en el fuego de Pentecostés
para que nuestra diócesis de La Ceiba
viva en estado permanente de misión.
María, estrella de la evangelización, peregrina de la
fe,
acompaña nuestra búsqueda y anuncio del reino de Dios
y su Justicia. Amén.
Catequesis de la Oración
Padre Santo y Compasivo, Tú has querido salvarnos no aisladamente,
sino constituyendo un pueblo que te reconociera en
verdad
y te sirviera santamente.
La nueva
diócesis de La Ceiba, es una comunidad de comunidades. Comunidad de personas
llamadas y elegidas especialmente por Dios que constituimos un pueblo con una
vocación común a la Santidad.
Jesús, tu enviado, nos ha dicho: “busquen primero el reino de Dios y su
justicia, y lo demás lo recibirán por añadidura”.
El gran
regalo que nos hace Jesús de parte del Padre es el reino. El reinado de Dios y
su justicia. Este es el centro de su vida, de todo su anuncio. Aquí está la
Buena Nueva concentrada. Por ello Él entrega su vida. Dios sueña un mundo lleno
de amor y de paz, Dios sueña un mundo de hermanos que todo lo comparten. En su
reino no puede haber excluidos, empobrecidos, abandonados, explotados,
amenazados. Por ello proclamamos que hemos de seguir buscando primero el reino de
Dios y su justicia por encima de todo.
Dimensión
Pascual
La Parroquia es unos de los lugares de encuentro con
Cristo resucitado. Y en su seno existen todos aquellos "lugares de este
encuentro" que señala el Documento de Aparecida: La Palabra, la oración,
los sacramentos, la opción por los pobres, la lucha a favor de los derechos
humanos, la religiosidad popular. (DA, 246-257) Formando a los discípulos en
una espiritualidad de la acción misionera. (DA, 284)
Nosotros, tu pueblo que peregrina en Atlántida e Islas
de la Bahía:
Queremos contemplar con mirada de fe la celebración
del Sínodo,
al iniciar nuestra travesía como diócesis de La Ceiba.
Nos urge la pasión por el reino de Dios,
con fidelidad y audacia, con valentía y
sencillez,
con humildad y verdad.
Iniciamos un nuevo camino en la diócesis de La
Ceiba guiados por el amor de Dios. Deseamos ser una Iglesia de discípulos y
misioneros identificados con Jesucristo y su evangelio. Necesitamos renovado
ardor para enfrentar los desafíos
de una nueva evangelización. Nos mueve la pasión por el reino de Dios. Nos
golpea la sangre derramada de nuestro pueblo. Nos comprometemos con sencillez y
audacia a ser signos de esperanza y reconciliación.
Dimensión Misionera
El Documento de Aparecida exhorta a “entrar
decididamente en los procesos constantes de renovación misionera y de abandonar
las estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión de la fe”. (DA, 365)
Con la exigencia constante de la conversión personal y
pastoral, que se manifiesta en el paso de una pastoral de mera conservación a
una pastoral decididamente misionera. (DA, 370)
Parte de este proceso de misión es la inculturación de
la fe que se enriquece con nuevas expresiones y valores. (DA, 479)
Anhelamos ardientemente
que nuestro pueblo tenga vida plena en Cristo.
Por eso renovamos nuestro
compromiso de trabajar por la Paz y la Justicia,
forjando arados de
las espadas,
respetando la dignidad de todo ser humano;
acompañando a nuestros hermanos más pobres,
excluidos y vulnerables.
El tesoro que
como Iglesia podemos ofrecer a nuestro pueblo es la vida que Jesús ha soñado
para toda la humanidad. En su corazón sólo hay amor. Y ese amor será la base
para construir una sociedad plena de Paz y Justicia. Somos llamados a ser
personas de paz, a forjar oportunidades y espacios de paz, a mirar a todos
nuestros hermanos como imagen de Dios llenos de dignidad. Así seremos
compañeros de camino de los más necesitados forjando nuevas esperanzas.
Dimensión Comunitaria
La Parroquia debe ser "centro de coordinación y animación de
comunidades, grupos y movimientos", Puebla
# 644. La Parroquia debe ser “red de
comunidades y grupos” D.A. # 172
Concédenos que el Sínodo Diocesano sea una gozosa
experiencia de comunión y un ejercicio responsable de participación.
Que tu Espíritu Santo nos encienda en el fuego de
Pentecostés
para que nuestra diócesis de La
Ceiba
viva en estado
permanente de misión.
Nos reconocemos
como una Iglesia misionera e impulsada por el Espíritu Santo. Reconocemos el gran trabajo y compromiso que muchos
laicos y laicas desarrollan día a día con responsabilidad y amor, en sus hogares y comunidades.
La experiencia del I Sínodo Diocesano quiere
reconocer, y profundizar, este esfuerzo y esta corresponsabilidad para que
nuestra Iglesia diocesana pueda llegar a ser una casa y escuela de comunión.
Dimensión
Samaritana
“Si
Jesús vino para que todos tengamos vida en plenitud, la parroquia tiene la
hermosa ocasión de responder a las grandes necesidades de nuestros pueblos.
Para ello, tiene que seguir el camino de Jesús y llegar a ser buena samaritana
como Él. Cada parroquia debe llegar a concretar en signos solidarios su
compromiso social en los diversos medios en que ella se mueve, con toda la
imaginación de la caridad" (DA, 176).
Promoviendo
la búsqueda constante de una verdadera justicia social. (DA, 385) Además
proclamando la verdad sobre el ser humano y la dignidad de toda persona humana.
(DA, 390).
María, estrella de la evangelización, peregrina
de la fe,
acompaña nuestra búsqueda y anuncio del reino
de Dios y su Justicia. Amén.
Este
camino que emprendemos no lo hacemos solos, contamos con la presencia cercana
de María Santísima, quien bajo la advocación de Nuestra Señora de Suyapa, nos
acompaña al encuentro con su Hijo y nos dice “hagan lo que él les diga”. Y Jesús, su Hijo, nos urge
a la búsqueda del reino de Dios y su justicia. La sociedad nueva que Dios
quiere para todos sus hijos.
Ella
es y será nuestra compañera de camino. Ella es peregrina de la fe con actitud
de acogida constante a lo nuevo que Dios le tenía reservado.
Con ella en nuestra mente y nuestro corazón, el Sínodo Diocesano
tendrá una buena realización. Así sea.
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